A veces la suerte me acompaña, ya que hacer coincidir un sitio maravilloso con una pareja que irradian una simpatía enorme (no pararon de reír y ser
cómplices durante toda su boda) se puede decir que es una gran suerte. La ceremonia fue en el Monasterio de Carracedelo y los exteriores, como no, en ese mismo lugar maravilloso
.
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